También conocida como capilla de Santa Magdalena, se trata de una construcción del S. XII de una sola nave y de ábside rectangular. 

A causa de su deterioro, en el año 1598, el arzobispo de Santiago Don Juan de Sanclemente la mandó derribar, siendo después reedificada en el S. XVII siguiendo las trazas de la anterior ermita. 

Tiene una puerta dintelada en el muro meridional y otra en el occidental con un tímpano. La ábside contempla un único elemento decorativo, un carnero y sobre él una cruz de círculo central. El alero es soportado por canecillos románicos simples y rematados con dos carneros.  Se conserva sobre el piñón testero de la ábside el «Agnus Dei», que nos recuerda su origen medieval. 

Erradicada la epidemia de la lepra, esta ermita se dedica a San Blas, obispo y mártir en 316 muy popular durante la Edad Media que ejerció de médico. Por ello sirvió durante siglos como punto de peregrinación de aquellos que padecían el mal de la lepra.